Santuario de As Ermitas

La construcción del Santuario de As Ermitas

Los orígenes del Santuario de As Ermitas

La tradición cuenta que fue del Obispo de Astorga Alonso Mesía de Tovar de quien nace la iniciativa de construir el Santuario de As Ermitas, tras una curación milagrosa atribuida a la intercesión de la Virgen.

Lo cierto es que por aquel entonces ya existía en el valle de As Ermitas, en Terras do Bolo, una pequeña capilla en la que se veneraba una Imagen de la Virgen. No conocemos la fecha de su construcción, pero probablemente tuviera origen medieval.

La Imagen de la Virgen de As Ermitas nos da algunas pistas, pues, aunque no nos permite datar su origen de un modo preciso, muestra, bajo el manto y demás adornos postizos, una talla muy mutilada de una imagen sedente en madera policromada que, por su tipología, podría ser de los siglos XIII o XIV.

Fachada de la Iglesia del Santuario de As Ermitas

Primeras construcciones en el Santuario de As Ermitas

El año 1624 supone una fecha clave en la construcción del Santuario de As Ermitas, tras el milagro atribuido a la Virgen por el Obispo Mesía de Tovar, un convencido contrarreformista que, imbuido del clima generado por el Concilio de Trento, concibe allí la construcción de un gran templo.

El impulso en el que se traduce el patrocinio de los Obispos de Astorga convierte un modesto santuario mariano, de los muchos que había en aquella época, en un centro religioso de primer orden, con una gran influencia en toda Galicia y en los territorios limítrofes.

Otra fecha fundamental en el desarrollo del Santuario de As Ermitas es el año 1655, cuando Fray Nicolás de Madrid es nombrado Obispo de Astorga y asume de un modo casi personal la dirección de las obras del Santuario, junto al arquitecto montañés Francisco de la Lastra.

Los avances más significativos de esta primera etapa bajo el patronato de la Mitra Asturicense son la construcción de la nave principal de la Iglesia, el inicio de las obras en la Casa de Administración y la ampliación y mejora del Mesón, que hoy podrás ver en estado ruinoso si llegas al Santuario de As Ermitas subiendo la cuesta desde el aparcamiento junto al río Bibei.

Escudao de la Casa de Administración en el Santuario de As Ermitas

Ampliación y expansión del Santuario de As Ermitas

Pero es a partir de 1711 cuando el Santuario de As Ermitas comienza su gran transformación, que lo deja prácticamente con el aspecto con el que lo conocemos hoy en día.

En ese año es nombrado Administrador Domingo Xosé Rodríguez Blanco, un sacerdote nacido en Mormentelos, una aldea próxima al Santuario. Este hombre culto, tenaz, de pensamiento claro y certero, accede al cargo con el propósito de llevar al Santuario de As Ermitas a su máximo esplendor y su obra habla por sí misma.

Entre 1711 e 1730 remata la fachada principal de la Iglesia, construyendo por completo la segunda torre y finalizando la que ya existía. Abre una balconada entre ambas, a la que se accede desde la Casa de Administración a través de un arco sobre las escaleras que suben desde el Atrio. Añade a la fachada de la Iglesia una suntuosa calle central, que realza el conjunto con sus grandes columnas, dominadas por la Imagen de la Virgen y los escudos de armas.

Interior de la Iglesia

En el interior del templo, coloca piedra de cantería en la media naranja del crucero, reforma el Camarín de la Virgen, facilitando el acceso a todos los devotos y amplía la Sacristía y el Coro. Encarga las pinturas de la nave mayor a Francisco Couselo de Villar, que las pinta entre 1728 e 1730.

En estos primeros años acaba también las fuentes de A Dormiñona y Rebuxín, una en cada uno de los caminos por los que los peregrinos llegaban al Santuario.

A partir de 1723 amplía el Atrio de la Iglesia, para lo que levanta un gran muro de contención sobre el que se asienta un cobertizo con siete ventanas en arco que miran al Bibei.

Fuente de A Dormiñona

Pero la obra que define la Administración de Domingo Xosé Rodríguez Blanco es el excelso Via Crucis barroco que se construye en As Ermitas desde 1731, inspirándose en el que existía desde unos años antes en el Bom Xesús do Monte de Braga.

El Calvario que el visionario Administrador de Mormentelos había proyectado para As Ermitas era ciertamente más ambicioso que el que finalmente se ejecutó. Pese a ello y a que nunca llegó a ver finalizada su obra maestra, a su muerte en 1747, el Santuario había sufrido una excepcional transformación, hasta convertirse en uno de los centros de peregrinación más importantes del noroeste peninsular.

Estación del Via Crucis de As Ermitas

La conservación del Santuario de As Ermitas

En la segunda mitad del siglo XVIII el conjunto monumental del Santuario de As Ermitas estaba prácticamente terminado, por lo que los trabajos se centran en el engrandecimiento interior del templo.

Sin embargo, la caída del Antiguo Régimen, que afecta con carácter general a todas las instituciones eclesiásticas, provoca que, en los sucesivos procesos desamortizadores, el Santuario de As Ermitas pierda gran parte de sus rentas.

Pese a que los santeros redoblaron sus esfuerzos captando limosnas para la Virgen de As Ermitas, las estrecheces económicas llevan consigo un nuevo paradigma, centrado en la conservación de lo ya hecho.

As Ermitas

Por otra parte, la conversión de parte del Santuario de As Ermitas en institución de enseñanza desde mediados del siglo XIX, requiere nuevas infraestructuras, que se construyen no sin dificultades y empleando materiales de peor calidad.

Un resurgimiento de las peregrinaciones asociado a la mejora de los transportes y sobre todo la obtención del Seminario Menor Diocesano de As Ermitas en tiempos de Felipe Álvarez, dio un nuevo impulso a un Santuario que había vivido tiempos mejores.

Sin embargo, la decadencia se acentúa en nuestros días y durante los últimos años se vienen evidenciando importantes deficiencias estructurales que ponen en serio peligro la existencia misma del Santuario.

Pese a la ejecución de ciertas obras de mejora en el valle de As Ermitas, la dudosa utilidad de algunas de ellas y la falta de un plan integral de recuperación, mantienen latente una grave amenaza que ya hace demasiados años existe sobre este maravilloso lugar.

Iglesia de As Ermitas