El Calvario o Via Crucis de As Ermitas
El Calvario o Via Crucis es una de las señas de identidad del Santuario de As Ermitas. Una obra excepcional en la que el barroco anónimo del pueblo consiguió alcanzar las más altas cotas de perfección estética.
La calidad de sus tallas lo colocan a la altura de los mejores del mundo: Milán y Braga. Se trata de una obra de arte única que debes conocer.
El Camino del Calvario
El Calvario de As Ermitas tiene 15 estaciones, que se corresponden con otros tantos episodios de las Pasión de Cristo. Las cuatro primeras las podrás encontrar en el Atrio de la Iglesia y el resto, en el conocido como Camino del Desierto, que te llevará hasta la Resurrección, en la parte más alta de As Ermitas.
Las estaciones del Via Crucis están en pequeñas capillas de piedra, abovedadas, que contienen las 62 figuras de madera maciza, policromadas y a tamaño natural, con las que se representa el Calvario de Cristo.
Durante más de un siglo, la quinta estación permaneció vacía, pues fue arrasada por el Desprendimiento de 1909 y las tallas barrocas de su interior no se pudieron recuperar nunca.
Sin embargo, en el año 2023, se colocaron tres imágenes apócrifas, falseando las tallas originales de Jesús, el Cirineo y un soldado romano. Aunque la diferencia con las auténticas resulta evidente, cuando visites el Vía Crucis, fíjate bien para no llevarte a engaño.
La procesión del Calvario el Viernes Santo
En la mañana del Viernes de Pascua, una procesión recorre el Calvario, deteniéndose a rezar frente a cada una de las quince estaciones de la Pasión.
Un nazareno lleva la cruz a cuestas, reviviendo el camino de Jesús hacia el Gólgota, y se sacan en procesión las Imágenes de la Virgen Dolorosa, Santa Verónica, San Juan y un paso del prendimiento de Cristo.
Por la tarde, un orador deleita a los fieles con el Sermón de las Siete Palabras en el Atrio del Santuario, para, a continuación, proceder al Desenclavo y descendimiento de Jesucristo.
La construcción del Via Crucis de As Ermitas
El Via Crucis de As Ermitas se construye a partir de 1731, después de un viaje a Braga de Domingo Xosé Rodríguez Blanco, a la sazón Administrador del Santuario, que queda absolutamente maravillado por el Calvario do Bom Xesús do Monte y decide acometer su propia versión en As Ermitas.
Sin embargo, el proyecto de Rodríguez Blanco era ciertamente más ambicioso que el que finalmente llegó a ejecutarse, pues pensaba rematar el Via Crucis con un gran templo de planta circular y de dimensiones similares a las de la Iglesia del Santuario, pero dedicado a la Resurrección de Cristo y situado en lo más alto del Calvario.
Lamentablemente el genial Administrador de Mormentelos, el hombre que transformó el Santuario de As Ermitas, nunca llegó a ver completada su obra más emblemática, pues la crisis económica que afecta a la institución durante los últimos tiempos de su mandato, dilata las obras por más de veinte años.