La Iglesia de As Ermitas
La fachada de la Iglesia
En el hermoso valle de As Ermitas, en Terras do Bolo, se encuentra uno de los monumentos más espectaculares que puedes contemplar en nuestro país. En la ladera escarpada de la montaña, entre peñascos y con una parte del templo excavado en la roca, la Iglesia de As Ermitas se alza majestuosa en un marco incomparable.
La fachada de la Iglesia de As Ermitas es sin duda una de las obras cumbre del barroco gallego. Una construcción de una extraordinaria riqueza compositiva, con dos torres que enmarcan una suntuosa calle central de tres pisos, rematada por una peineta con la Imagen de la Virgen de As Ermitas.
Las torres representan un papel esencial en la armonía de la fachada, con sus cinco cuerpos cuadrados decrecientes y una hermosa balaustrada corrida de torre a torre que da equilibrio al conjunto y sirve además como un privilegiado mirador sobre el Atrio.
Pero es en la calle central de la fachada en donde vas a poder apreciar una mayor dimensión narrativa. En ella, dos gigantescas columnas corintias levantadas sobre grandes pedestales, sostienen las volutas curvas del frontón. En planos de distinta altura y profundidad, varias columnas salomónicas completan el conjunto dotándolo de una grandeza especial.
En este marco grandioso, la Imagen policromada de la Virgen de As Ermitas y el escudo mariano, también policromado, sobre una cadena de la que tiran un demonio y un esqueleto, simbolizan la victoria del bien sobre el mal.
A los dos lados del balcón central verás a San Pedro y San Pablo. El primero no conserva la mano derecha, en la que se cree que tendría las llaves del Reino de los Cielos. Sobre ellos, los padres de la Virgen, Santa Ana y San Joaquín. En los extremos superiores, los reyes David y Salomón.
Coronando esta fenomenal composición, se encuentra la peineta con la Imagen de la Virgen de As Ermitas, entre dos pequeñas columnas salomónicas con unos angelotes alrededor. Sobre ella, también en relieve, el Padre Eterno sostiene la bola del Mundo. Apoyado en lo alto, el Arcángel San Miguel, señor de los riscos y defensor de la Divinidad, domina la escena.
El interior de la Iglesia
Las puertas de entrada a la Iglesia son de madera de nogal tallada y fueron fabricadas a principios del siglo XVIII.
El templo consta de tres naves, separadas por pilares y arcos de medio punto. Tiene una nave transversal que le da la planta de cruz latina, crucero con cimborrio y linterna, presbiterio, sacristía y camarín para la Virgen.
Hacia la mitad de la Iglesia te vas a encontrar con una reja, que cumplía una doble función. Por un lado, proteger los tesoros que allí se guardaban y por otro, separar a las mujeres de los hombres durante los ritos eclesiásticos.
En la cubierta de madera de la nave central vas a poder disfrutar de maravillosas pinturas dedicadas a la Virgen, acompañadas de intrigantes inscripciones y algunos versos. Fueron pintadas entre 1728 y 1730 por el genial artista compostelano Francisco Couselo de Villar, basándose en el libro de Fray Nicolás de la Iglesia Flores de Miraflores.
En el presbiterio, destaca el magnífico altar de plata y el retablo de madera con remate en dorado. Colgada de la bóveda de piedra, un águila real sobrevuela a los presentes.
Orientación de la Iglesia de As Ermitas
Otro curioso detalle en el que fijarte en tu visita al Santuario de As Ermitas es la orientación de la Iglesia, que no sigue los cánones, todavía vigentes en el Barroco, que marcaban que la cabecera del templo mirase hacia el naciente.
En As Ermitas, por el excepcional lugar en el que se asienta la Iglesia, construida contra los peñascos de la montaña, no había otra opción.
A cambio, esta peculiar orientación hace que sea al amanecer cuando la imponente fachada de la Iglesia del Santuario de As Ermitas luzca en todo su esplendor.